Los convenios de cooperación firmado en 1953 con Estados Unidos supusieron una revolución para la Armada Española gracias a la cesión de unidades y al programa de modernización de parte las unidades en activo. Es este artículo vamos a analizar en qué consistió ese plan.
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Gran parte de las fotos de este artículo proceden de Todoavante.
Indice
Una Armada Anticuada
En 1953 la situación de la Armada Española era penosa. El grueso de sus unidades en activo eran buques construidos antes de la Guerra Civil, mientras que había unas pocas unidades que estaban entrando en servicio de los programas navales elaborados a partir de 1939.
Tanto los buques antiguos como los nuevos tenían un valor militar nulo. Su armamento estaba completamente anticuado y era inefectivo para hacer frente a aviones o submarinos modernos. Se carecía de radares (salvo algunos civiles de navegación) y de equipos sonar para detección submarina.
También el adiestramiento y tácticas usadas estaban completamente desfasadas, practicando en la maniobras el cruce de la T.
Los Acuerdos con Estados Unidos
La firma de los acuerdos con Estados Unidos en septiembre de 1953 supuso un gran cambio para el país, especialmente para sus fuerzas armadas.
Gran cantidad de armamento relativamente moderno comenzaron a llegar a los tres ejércitos y, lo que no es menos importante, nuevas tácticas y procedimientos.
La Armada Española, gracias a esos acuerdos, recibió las siguientes unidades:
- Cinco destructores clase Fletcher, los famosos “Cinco Latinos”.
- Un submarino clase Balao.
- Doce dragaminas costeros tipo MSC.
- Un calarredes.
- Tres buques de desembarco LSM.
- Trece lanchas de desembarco LCM.
- Cinco lanchas de desembarco LCPL.
Aparte de estas unidades, también se decidió modernizar parte de las unidades en servicio. Este plan de modernización permitía cumplir dos objetivos:
- Aumentar el número de unidades disponibles con unas capacidades mínimas y un presupuesto contenido.
- Modernizar los astilleros para en un futuro cercano, poder construir unidades modernas en ellos.
Las Condiciones del Programa de Modernización
Desde el comienzo quedó claro que las líneas maestras del programa iban a ser definidas por los norteamericanos que eran los que ponían el dinero y los materiales. Las directrices marcadas por estos fueron completamente encaminadas a la guerra antisubmarina.
En aquella época el principal enemigo marítimo de los Estados Unidos era la flota submarina soviética, y el objetivo de la US Navy era disponer de tantos buques antisubmarinos como se pudiera para hacer frente a esta amenaza. Se calculaban más de trescientos submarinos soviéticos dispuestos a lanzarse contra los convoyes que llevaban materiales de América al continente europeo en caso de guerra. Posteriormente se vio que esta amenaza estaba muy sobredimensionada.
La condición irrenunciable que se puso es que todos los trabajos de modernización se efectuarán en España, en los astilleros de la Empresa Nacional Bazán.
Para ir preparando el camino para poder realizar los trabajos en España, en 1954 la Dirección de Construcciones propuso a Bazán que comenzará los prediseños de la modernización de los buques que era probable que se incluyeran en el plan. Para adquirir la experiencia y conocimientos necesarios, Bazán firmó una serie de contratos con las firmas italianas Finmeccanica y Ansaldo.
Planes Iniciales
El 30 de abril de 1955 se firma el primer contrato NObs 4045 entre la Armada Española y el Bureau of Ships de la US Navy fijándose los fondos del MDAP (el programa de ayuda y defensa mutua) a usar para el programa en 42.031.665 dólares.
Inicialmente se seleccionaron para ser incluidas en el programa las siguientes unidades:
- Crucero Canarias.
- Cuatro destructores clase Almirante Antequera.
- Dos destructores clase Álava.
- Nueve torpederos clase Audaz.
- Dos submarinos clase D.
- Dos minadores clase Júpiter.
- Ocho cañoneros clase Pizarro.
- Seis corbetas clase Descubierta.
- Trece dragaminas clases Bidasoa y Guadiaro.
Un total de 47 unidades que constituían prácticamente el grueso de la Armada Española en esos momentos. Dados los fondos disponibles, el número de unidades era excesivo.
Se echa en falta la inclusión de los tres destructores clase Oquendo que eran las unidades más grandes y potentes de las construcciones iniciadas tras la Guerra Civil. Pero los planes de la Armada eran diferentes para estos tres buques, prefiriendo dejarlos fuera del Plan de Modernización para poder tener mayor libertad para instalar sistemas más modernos y de diferente procedencia.
Las unidades más destacables que no se incluyeron eran los cruceros ligeros, ya con muchos años encima y los submarinos clase G. Estos eran la versión española de los Type VIIC alemanes de la Segunda Guerra Mundial, pero prácticamente no se había avanzado nada en su construcción. De forma paralela se consultó a los americanos si había opción de terminarlos bajo otro proyecto: nos gustaría haber visto la cara de los norteamericanos ante tal propuesta.
Unidades Seleccionadas para el Plan de Modernización
Finalmente, de la primera lista se descartaron:
- El Crucero canarias, principalmente por su antigüedad y la dificultad y costo de adaptar el material americano (principalmente direcciones de tiro) a la artillería secundaria del crucero.
- Los cuatro destructores clase Almirante Antequera por su antigüedad.
- Seis de los cañoneros Pizarro por la imposibilidad de usar su artillería de 120mm con las direcciones de tiro americanas y el coste de sustituir toda la artillería.
- La corbeta Descubierta por las deficiencias de su construcción y la mala calidad de los materiales empleados.
- Los dragaminas Bidasoa por su aparato motor con calderas de carbón.
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Finalmente fueron incluidos 29 buques en el Plan de Modernización
- Dos destructores clase Álava.
- Nueve torpederos clase Audaz.
- Dos submarinos clase D.
- Dos minadores clase Júpiter.
- Dos cañoneros clase Pizarro.
- Cinco corbetas clase descubierta.
- Siete dragaminas clase Guadiaro.
El trabajo se repartió de forma bastante equitativa entre los tres principales astilleros militares:
- Ferrol: Dos cañoneros y los nueve torpederos.
- Cartagena: Dos destructores, dos minadores, tres corbetas y dos submarinos.
- La Carraca: Dos corbetas y siete dragaminas.
Sistemas
Como hemos comentado anteriormente, el programa estaba enfocado principalmente a mejorar las capacidades antisubmarinas de los buques modernizados con una capacidad antiaérea enfocada a la autodefensa. Los sistemas de armas y sensores usados fueron:
Armamento antisubmarino
- 26 canastas Mk-4 Mod 0 para torpedos Mk-32 mod 2.
- 40 Hedgehog Mk-11 mod 0.
- 160 morteros Mk-6 mod 2.
- 40 varaderos Mk-9 mod 0.
Torpedo Mk-32. Fuente: Museo Naval de San Fernando.
Armamento antiaéreo
- 4 montajes Mk-30 de 127mm/38.
- 37 cañones de 76mm/50 en 24 montajes Mk-34 y 13 Mk-36.
- 55 montajes simples Bofors de 40mm/70.
- 7 montajes dobles de 20mm Mk-24.
Radares embarcados
- 16 SPS-5B de exploración de superficie.
- 4 SG-6B de exploración de superficie.
- 15 MLA-1B de exploración aérea.
- 2 SJ-1 de exploración de superficie para submarinos.
Sonar:
- 20 QHB-A antisubmarinos para buques de superficie.
- 2 WFA-1B para submarinos
- 7 QCU-2 para detección de minas.
Uno de las ventajas del programa de modernización fue la estandarización de los sistemas de armas y sensores en la Armada.
Barcos Modernizados
Las obras comenzaron en 1958, entregándose los últimos barcos modernizados en 1965. Dado el número de unidades a modernizar, el alcance de las obras y la falta de experiencia de los astilleros no se puede calificar de excesivo el tiempo empleado.
Fragatas Rápidas Álava
Tercera serie de los prolíficos Churruca, el comienzo de la Guerra Civil paralizó su construcción al principio de las obras, terminándose los dos el año 1951 estando a su entrada en servicio completamente anticuados.
Su modernización comenzó el 1 de agosto de 1959, volviendo al servicio tras la modernización en 1962. Para conseguir espacio para los nuevos equipos, se desembarcó la caldera proel y redujo los tanques de combustible. La potencia se redujo a 31.500 shp y la velocidad máxima a 28 nudos.
Se instalaron tres cañones Mk-34 de 76mm y 3 Bofors de 40mm, todos en montajes individuales. Como armas antisubmarinas embarcaron 2 canastas Mk-4 para torpedos antisubmarinos Mk-32, 2 lanzacohetes antisubmarinos Hedgehog Mk-11, 8 morteros para cargas de profundidad Mk-6 y dos varaderos para cargas de profundidad Mk-9.
El equipamiento electrónico era bastante completo, pero ya anticuado. Se instalaron un radar de exploración aérea MLA-1b, un radar de exploración de superficie SG-6b y un sonar QHB-A. Para los cañones de 76mm se disponía de dos direcciones de tiro Mk-63 mod 14 con sendos radares AN/SPG-34.
Fueron de los buques del Plan de Modernización que dieron mejor resultado, dándose de baja el Álava en 1978 y el Liniers en 1982.
Fragatas Rápidas Audaz
Derivados de los torpederos franceses clase Le Fier, estos buques estuvieron marcados durante toda su carrera operativa por los numerosos problemas que afectaron a su planta propulsora y los problemas de estabilidad de su diseño.
Comenzados en 1945 y puesto en servicio el cabeza de serie en 1953, sólo cuatro de ellos entraron en servicio antes de su modernización. Los trabajos comenzaron en 1958, siendo el último buque entregado en 1965.
El armamento antiaéreo consistía en dos cañones Mk-34 de 76mm y dos cañones Bofors de 40mm. El armamento antisubmarino era idéntico a la clase Álava.
El equipo electrónico embarcado consistía en un radar de exploración aérea MLA-1b, un radar de exploración de superficie AN/SPS-5B y una dirección de tiro MK-63 mod 14 con un radar AN/SPG-34 para las piezas de 76mm. Para la detección de submarinos se instaló un sonar QHB-A.
Junto a los submarinos clase D, fueron las unidades del programa que peor resultado dieron. El Ariete se perdió durante un temporal en 1966, siendo el resto de los buques de la serie dados de baja a mitad de los años setenta, salvo el Intrépido que aguanto hasta el 1982 como buque de adiestramiento en la Escuela de Máquinas de Ferrol.
Fragatas Pizarro
Como hemos comentado, inicialmente se pensó en modernizar las ocho unidades de la clase, pero finalmente sólo se modernizaron las dos unidades que habían sido dotadas con nuevos ascensores de munición.
La modernización se centró en el armamento y sensores, manteniendo su aparato motor y mejorando los servicios del barco.
Inicialmente se pensó en mantener la artillería de 120mm, pero finalmente hubo de ser reemplazadas por la incompatibilidad con las direcciones de tiro norteamericanas.
Se instalaron dos cañones de 127 en dos montajes simples Mk-30 y cuatro montajes simples de cañones Bofors de 40mm. El armamento antisubmarino era idéntico al de las Álava.
El equipamiento electrónico consistía en un radar de exploración aérea MLA-1b, un radar de exploración de superficie AN/SPS-5B, una dirección de tiro Mk-52 dotada de un radar Mk-26 y otra dirección de tiro Mk-51. Para la detección submarina embarcaba un sonar QHB-A.
Los trabajos comenzaron en 1958, volviendo al servicio en 1960.
Estos buques dieron buen resultado en servicio tras la modernización, estando sólo limitados por su baja velocidad. La Legazpi fue dada de baja en 1978 y la Vicente Yáñez Pinzón en 1983.
Fragatas Júpiter
Encargados como minadores durante la Segunda República, entraron en servicio durante la Guerra Civil formando una clase de cuatro unidades. Las dos primeras (Júpiter y Vulcano) fueron incluidos en el Programa de Modernización. Su escasa velocidad era compensada por su gran volumen interno.
Los trabajos comenzaron en 1958, volviendo al servicio en 1961. Se mantuvo la planta propulsora y se modernizaron los diferentes servicios del buque.
El armamento original fue sustituido por cuatro cañones de 76mm Mk-26 y cuatro cañones Bofors de 40mm. Como armamento antisubmarino se instalaron 8 morteros lanzacargas Mk-6 y dos varaderos Mk-9, conservando la capacidad de fondeo de minas.
El equipamiento electrónico consistía en un radar de exploración aérea MLA-1b, un radar de exploración de superficie SG-6b y un sonar QHB-A.
Formaron escuadrilla con los dos Pizarro modernizados, principalmente al tener la misma velocidad máxima de 18 nudos. Fueron dados de baja en 1974 (Júpiter) y 1977 (Vulcano).
Corbetas Descubierta
Las obras de modernización comenzaron en 1958, volviendo al servicio entre 1959 y 1950. La cabeza de serie no se modernizó ya que presentaba muchas deficiencias por la baja calidad del material empleado en su construcción. De las cinco unidades modernizadas, sólo la Atrevida prestó servicio con su configuración inicial.
El armamento artillero consistía en una pieza de 76mm (con un director de tiro Mk-51 mod 3) y 3 cañones Bofors de 40mm. Para la lucha antisubmarina, cada corbeta recibió dos lanzacohetes antisubmarinos Hedgehog Mk-11, 8 morteros lanzacargas Mk-6 y dos varaderos Mk-9.
El equipamiento electrónico estaba reducido a un radar de exploración de superficie AN/SPS-5B y un sonar QHB-A.
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Operativamente, las corbetas dieron muy buen resultado, sirviendo los últimos años como patrulleros. Fueron dadas de baja entre 1991 y 1992 (excepto la Diana que fue dada de baja en 1973 tras sufrir graves daños al varar en 1971).
Dragaminas Guadiaro
Basados en el diseño alemán de la Segunda Guerra Mundial, fueron modernizados inmediatamente después de su puesta en servicio.
La modernización fue limitada, mejorando los servicios de abordo e instalándose un equipo de desmagnetización.
Sólo se instaló un montaje doble Mk-24 de 20mm y los correspondientes equipos de rastreo para minas de contacto, acústicas y magnéticas. Como equipamiento electrónico se instaló un sonar QCU-2 especializado en la búsqueda de minas.
Volvieron al servicio entre 1959 y 1961 siendo un buen complemento a los dragaminas recibidos directamente de Estados Unidos. Fueron dados de baja entre 1976 y 1979, sirviendo como patrulleros sus últimos años en activo.
Submarinos D
Los submarinos clase D fueron comenzados durante la Segunda República en 1933, siendo su construcción extremadamente lenta, paralizándose durante la Guerra Civil. Reanudados los trabajos tras el fin de la contienda, el cabeza de la clase entró en servicio en 1947.
El número de problemas detectados en las pruebas fue tal, que los otros dos integrantes de la serie no entraron en servicio hasta 1951 y 1954. En esa época, aparte de todas sus deficiencias, eran buques completamente anticuados.
El objetivo principal de la modernización de estos buques fue disponer de dos submarinos mínimamente operativos para entrenar a las unidades de superficie en las operaciones antisubmarinas. Aún después de la modernización eran buques con un nulo valor militar. El D-1, debido a sus muchos y endémicos problemas no fue modernizado.
Se retiro todo el armamento artillero. Se mejoró la hidrodinámica del casco y una nueva torre para mejorar la velocidad bajo la superficie. No se sustituyó la maquinaria original, mejorándose algún aspecto para solventar los problemas que la afectaban. También se consiguió mejorar hasta límites aceptables la estabilidad.
El número de tubos lanzatorpedos se redujo a cuatro, de 533mm, situados todos en la proa con 12 torpedos. Como equipamiento electrónico recibieron un radar SJ-1, un sonar WFA-1b, hidrófonos JT y un sondador NGA-1. Todo este equipo era el estándar usado por los submarinos americanos al final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que a finales de los años cincuenta estaba completamente anticuado.
El resultado de la modernización, como era previsible, fue malo. Los submarinos sólo estuvieron operativos 8 años, siendo dados de baja en 1971.
Resultado
Si se analiza el resultado del programa únicamente desde la perspectiva de las capacidades conseguidas en los barcos modernizados, el programa de modernización no puede considerarse como un éxito.
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Las conversiones menos exitosas fueron las de los Audaz por las deficiencias intrínsecas del proyecto original y el aparato motor. Siendo de los buques más modernos incluidos en el plan, fueron los que primero se dieron de baja. Los submarinos, como era de esperar por su antiguo y problemático diseño, tampoco tuvieron una vida operativa muy dilatada.
Las unidades modernizadas disponían de unas capacidades antisubmarinas básicas con un armamento y medios de detección anticuados para la fecha en que volvieron al servicio. Las capacidades antiaéreas también eran limitadas y obsoletas.
La vida operativa de muchas de las unidades no superó los quince años y muchos de ellos terminaron sus carreras operativas como patrulleros.
Pero si añadimos las capacidades obtenidas por la industria nacional y el cambio de mentalidad y adiestramiento conseguido por la Armada gracias a estas unidades (y a las cedidas por los norteamericanos), no dudamos en calificar el programa de modernización como un éxito rotundo.
Para los astilleros, el programa de modernización supuso tomar contacto con nuevas tecnologías y formar a numerosos operarios en los nuevos métodos de construcción naval. La construcción bajo licencia de algunos elementos instalados en los buques modernizados permitió el desarrollo de una industria auxiliar que pocos años después facilitaría la construcción de las primeras unidades modernas en España, las fragatas clase Baleares.